lunes, 9 de diciembre de 2013

Monsanto contraataca

“Hay varias formas de morir, acabá con lo de Monsanto, te voy a cagar matando y voy a desparramar tus sesos por Malvinas Argentinas.” 

Sucedió a las 6 de la madrugada del pasado martes 19 noviembre en Alta Gracia, Córdoba, cuando Sofía Gatica esperaba el colectivo rumbo a su trabajo a la Ciudad de Córdoba. Sofía pertenece al colectivo “Madres de Ituzaingó”, y es una activa militante contra la intrusión de la multinacional semillera Monsanto en el barrio Malvinas Argentinas.

Gatica viajó acompañada por una persona que desde la parada la increpó de muerte con un arma de fuego, y que le espetó las palabras que abren esta nota. “Me pidió que no joda más con Monsanto. No pude moverme, viajó a mi lado, apuntándome con el arma; cuando se desocupó el asiento de adelante, me senté cerca del chofer, pero él seguía pegado a mí. Me iba a matar si hablaba. Me quedé paralizada hasta llegar a la terminal, en que logré correr hacia un bar, sentarme junto a una señora, y me fui hacia la comisaría a hacer la denuncia”.

Ya el 30 de septiembre pasado, Sofía Gatica fue hospitalizada con lesiones de traumatismo de cráneo, luego del forcejeo con la policía, sucedido en la represión que se desató en Malvinas Argentinas en el intento masivo por frenar a los camiones con material para la construcción. Los mismos intentaban ingresar a la planta donde Monsanto pretende instalar una procesadora de semillas transgénicas.

A dos meses de cumplido el Corte y Acampe por parte de asambleístas, autoconvocados, y organizaciones como la susodicha Madres de Barrio Ituzaingo, el gigante de los agroquímicos continúa hostigando con cartas documentos a miembros de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida y a la misma Sofía Gatica, que en la lucha que llevó adelante en Barrio Ituzaingó ya había recibido amenazas directas. “Alguien se presentó en mi casa con un arma. Me dijeron que no jodiese con el tema de la soja. Recibí llamadas telefónicas en las que me decían que sólo me quedarías dos niños al día siguiente. Llamé a la Policía para que investigaran estas amenazas, pero me dijeron que las instrucciones eran secretas”.

Los militantes y vecinos se encuentran en pie de guerra, y ya están impulsando un plebiscito, para “corroborar si el pueblo argentino quiere que Monsanto, esa multinacional devastadora, se asiente sin restricciones en nuestro suelo, vulnere nuestra soberanía alimentaria mediante patentes de semillas y se lleve fortunas por fumigar su veneno sobre nosotros”.

Corresponsal