martes, 18 de febrero de 2014

Editorial | Rompamos el techo salarial

[Vamos! Nº22]  Tras el sinceramiento de la inflación de enero, el gobierno y el resto de las clases dominantes se unifican para tratar de imponer un techo del 25% a los salarios. Para esto avanzan con la militarización y la represión. Un escenario de estancamiento económico o recesión, con luchas obreras y populares.



Sinceran el ajuste inflacionario 
Sin ponerse colorado, el ministro de Economía Axel Kicillof anunció, acompañado por los interventores del Indec, el nuevo índice inflacionario para el mes de enero: 3,7%. ¿Reconocerán una inflación de más del 40% anual? 
La propia proyección inflacionaria muestra que van a seguir devaluando el peso como ya lo venían haciendo hasta antes del 15 de enero. Por otro lado, con este nivel de inflación el escenario más probable es el estancamiento de la actividad económica, aunque algunos aventuran una “recesión suave”.
Las clases dominantes parecen haberse unificado tras el sincericidio del gobierno o dicho de otra manera: han dado un paso muy importante en la marcha del ajuste. Pueden pelearse por muchas cosas; pero siempre hay orden de prioridades y el económico hoy es el principal. 
El gobierno esgrime como una política de Estado los “precios cuidados”. ¡Como si en algún momento y en algún país hayan tenido resultados! Pueden servir para el relato, pero nada tienen que ver con medidas que obtengan resultados reales. Se habla contra los especuladores, pero la política inflacionaria y devaluadora lleva a la especulación y el engaño como la nube a la tormenta. El kirchnerismo agita las aguas y “escracha” a los grandes supermercadistas (menos los chinos), pero les aplica multas que no sólo son una risa sino que son apeladas. Mientras tanto, el pueblo paga con creces la inflación, la devaluación y la especulación.

Paritarias ¡ya!
Hay un alto componente político tras la devaluación, la relativa y coyuntural estabilidad del dólar a 8 pesos y el anuncio de 3,7% de inflación. La corrida financiera y el golpe de mercado que aduce Cristina Fernández y Carta Abierta no son más ni menos que la acción de sectores dominantes rivales para “poner en caja” a un gobierno que perdió las elecciones pero pretende moverse como si nada hubiera pasado. Esta realidad se parece más a una dura puja entre sectores dominantes que una “patria en peligro”.
En este mar de contradicciones, Cristina se muestra como la única capaz de llevar adelante el ajuste. Porque en algo tiene razón: en la vereda de enfrente están opinando Eduardo Duhalde, “padre” de la megadevaluación del 2002, y los radicales, “padres” de la hiperinflación con Raúl Alfonsín. No pueden pretender más autoridad que Cristina Kirchner después de todo. 
La pelea en las alturas pasa por escenarios muy lejanos de las necesidades populares. Están discutiendo en qué grado se va ajustar, no si va haber o no ajuste. El gobierno no va a dilapidar todas sus posibilidades de disputa hacia el 2015. Para eso necesita salir bien parado en el ajuste en marcha. Los sectores rivales quieren ajuste con un gobierno exprimido, sin chances para las próximas elecciones. Allí radica la diferencia. 
La perspectivas del ajuste en marcha depende, en gran medida, de la posibilidad que tengan los jerarcas sindicales -en particular los industriales- en contener a un movimiento obrero que está siendo muy castigado con la inflación, la devaluación, los despidos y suspensiones que van avanzando en diversas fábricas. 
Esto último ya se incorporó como parte fundamental en la negociación paritaria: el chantaje de “cambiar trabajo por salario a la baja” y “no agitar tanto con el salario, porque la mano está jodida y se vienen los despidos”, como decía un delegado del SMATA en una fábrica del conurbano. 
Por otro lado cuando se producen suspensiones, negocian un porcentaje de alrededor d el 75%, en vez de plantear que el monopolio gane menos y no suspenda. Así los jerarcas negociaron las suspensiones en la Renault y Fiat en Córdoba la semana que pasó.
Lo mismo vale para los despidos. No luchan, sino que negocian una “justa indemnización”. Pero quedarse sin trabajo ahora es mucho peor que en el 2001, porque el costo de vida no tiene relación con esos años. 
La lucha popular en este periodo está centrada en las paritarias. Éste es el contenido de la unidad por abajo, junto con el aumento de emergencia que recupere algo del terreno perdido frente a la inflación. 
Paro y movilización de ATE -Provincia  de Buenos Aires el 12 de febrero pasado.

Los estatales empezaron a discutir las paritarias y ya empezaron luchas en varias provincias. Fue importante la movilización unitaria en la provincia de Córdoba que rechazó el 30% de aumento salarial. 
Los trabajadores de la Cooperativa Renacer en la provincia de Tierra del Fuego se movilizaron en defensa de los puestos de trabajo del sector, para no seguir siendo la variable de ajuste que sólo en enero se cobró el 25% del empleo de los 16.000 puestos en la industria fueguina, para salir de la precariedad a través de un plan serio de sustitución de importaciones para que los insumos se fabriquen en la isla. 
Las trabajadoras de Kromberg siguen la lucha contra los despidos. 
Las organizaciones sociales están movilizando en varias provincias por el aumento a las partidas presupuestarias para las cooperativas y los planes. Estas luchas son militarizadas y reprimidas como ocurrió en la provincia del Chaco con heridos y decenas de detenidos.
Es necesario un paro nacional, arrancado en cada lugar de trabajo, ya que el gobierno espera llevar el grueso de las paritarias al mes de abril y ya pactó con la CGT y CTA oficialistas “aumentos sin montos para que no haya especulación”.  
La CTA conducida por Pablo Michelli ya anunció el paro por un mínimo de 8.500 pesos o un 40% de aumento, el gremio de camioneros platea un 35% de aumento y los docentes fueguinos y bonaerenses rechazaron el 25% ofrecido. 

Los agrupamientos
El escenario muestra una fuerte confrontación política atada a la crisis de un plan económico neo-desarrollista que va culminando su ciclo. Es un plan basado en la exportación de productos primarios, que impulsa el consumo -particularmente de productos chinos-, que mantuvo el superávit en una primera etapa y utilizó el dinero de los jubilados en las AFJP en una segunda, para luego comenzar el declive. Porque no sólo no se invirtió en una política independiente, sino que se remachó la concentración monopólica y terrateniente, y la dependencia al imperialismo, en especial a China. 
Por eso, sin inversiones ni desarrollo independiente pagamos los trabajadores y el conjunto del pueblo los platos rotos de la culminación de estas políticas.
El escenario de crisis política no podía tardar en llegar. Los resultados de las elecciones fueron contundentes y se abrieron varios frentes dentro del peronismo, principal terreno de disputa. La suerte del kirchnerismo está atada en gran medida a los vaivenes de la economía, pero prepara sus candidatos para negociar con un peronismo dividido. 
Massa va denunciado la política del gobierno poniendo el centro en el congreso. Moyano y Barrionuevo van recorriendo las variantes de las clases dominantes, mostrándose unitarios. De paro ni hablar por ahora. Las otras expresiones de los sectores dominantes, como UNEN o el PRO, por ahora están en las internas y apuestan a la división de peronismo.

Los sectores populares nos unimos en la lucha para romper las paritarias a la baja, trabajando un reagrupamiento que se plantee avanzar en medidas de emergencia y en el camino de la liberación nacional y social.