martes, 17 de junio de 2014

“Todos nuestros antepasados han vivido aquí, trabajando”

[Vamos! Nº30]  Entrevista a Diego Almaraz, campesino santiagueño del MOCASE. En el norte santiagueño los campesinos dan pelea por sus tierras. Se enfrentan con empresarios que se dicen dueños, que incluso mandan bandas armadas y que tienen a su servicio al Gobierno zamorista y hasta la “Justicia”.



La localidad de Pozo del Castaño dista aproximadamente 175 km hacía el norte de la Capital de Santiago del Estero. Son caminos de tierra y polvo, difíciles cuando están secos, imposibles cuando llueve; como la mayoría de las localidades del interior, ya que sólo una parte posee ruta pavimentada.
Al adentrarse en esta zona campesina se puede percibir cómo el sistema expulsa a los campesinos de su tierra para encimarlos en las ciudades. Porque para nadie resulta sencillo vivir sin agua, sin tierra, sin escuelas, sin acceso a hospitales o centros de salud y sin posibilidades de salir adelante por la falta de proyectos que permitan trabajar la tierra.
Los campesinos que allí habitan consumen agua de represa o del Canal de La Patria. Es una de las pocas franjas de monte nativo que va quedando sin que se haya avanzado con la sojización. La actividad productiva principal es “el poste”, cortar postes de quebracho colorado para vender, o la cría de animales caprinos principalmente.
Estas condiciones se ven agravadas porque es una zona donde hay conflictos por la tenencia de la tierra. Sus pobladores viven desde siempre en ese lugar sin títulos de propiedad y aparecen empresarios –testaferros de terratenientes– con “títulos” o papeles que les concede el gobierno zamorista (radicales K). Entonces, con la complicidad de la “Justicia”, intenta desalojarlos.
Pero lo que también se percibe es la decisión de pelearla para quedarse. Y entonces se siente el afecto con que reciben a quienes se acercan para ayudar. Así son recibidos los integrantes de la agrupación de trabajadores de la salud Ramón Carrillo cada vez que llegan.
Gran parte de las familias campesinas pertenecen a la UPPSAN (Unión de Pequeños Productores del Salado Norte), que forman parte del MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero). Conversamos con Diego Almaraz, uno de esos campesinos que luchan por su tierra.

¿Cuál es el conflicto alrededor de la tierra?
El conflicto tiene 5 años. Es con una empresa de Buenos Aires que se llama “Carne para todos”. Tiene el propósito de hacer ganadería para exportar carne. El lote es de 11 mil y pico de hectáreas. La parte que nosotros reivindicamos como nuestra son 5.500 hectáreas, la mitad. Esta parte está judicializada actualmente. Hace poco se levantó una medida cautelar que teníamos nosotros vigente, lo cual le permitiría al empresario ingresar en el campo. No ha hecho el intento todavía, pero estamos en eso. La cuestión de fondo no está resuelta. Solamente se ha levantado una medida cautelar.
Nosotros tenemos la medida cautelar a partir del año 2010, que les impedía a ellos trabajar en el campo. En la otra parte, que no está en conflicto, sí están trabajando. Pero antes de lograr la medida cautelar hemos tenido que resistir mucho. Incluso hemos hecho un corte de ruta, antes hemos tenido que enfrentar a bandas civiles, a la policía misma, que era cómplice de ellos. Han buscado todas las formas de entrar y la principal arma que hemos tenido nosotros ha sido la resistencia en el terreno.

¿Por qué reivindican esta tierra?
Bueno, porque vivimos ahí, todos nuestros antepasados han vivido aquí, trabajando esencialmente. Vivimos del monte: cazando, recolectando frutos y haciendo explotación también, ganadería. Casi todas las familias tienen ganado, a campo abierto, porque por lo económico no se ha podido alambrar. Y ahí chocamos con la Justicia, que exige que tengas un campo alambrado, mejoras a todo trapo, cuando en la realidad sabemos que eso es muy difícil por los períodos grandes de abandono que hemos tenido de parte del Estado. Y resulta que ahora sí tienes la oportunidad de poder alambrar, porque hay ayuda, te das con la traba de que esa mejora nueva no sirve, porque tiene que tener 20 años de antigüedad. Volvemos a lo mismo. Así que la lucha más grande que tenemos es con esta Justicia, que no entiende la forma de vida campesina. Eso es uno de los principales obstáculos, sin contar que son cómplices de los empresarios que vienen de afuera.

¿Cómo es la vida acá en el campo?
El trabajo es para el autoconsumo. Si bien es cierto que los productos no se comercializan como se deben. A veces tienes que esperar mucho tiempo para vender tu producto. Pero esa es la gran ventaja: que vos sos tu propio patrón y manejás tus propios tiempos. La gran dificultad es el mercado. No se puede acceder por distintos motivos: porque estamos en una zona muy aislada, por los transportes y los caminos. Pero hasta hace poco por lo menos tenías la ventaja de no depender de nadie. Hoy está en riesgo eso.

¿En qué consiste esa producción?
La cría de ganado mayor, todos tienen sus cabras también y chanchos –que sería ganado menor–, para el autoconsumo más que nada. Se comercializa en menor escala para el mercado interno. Y la siembra es para el autoconsumo. No hay grandes inversiones de capital. Sí mantenemos vivo el mercado interno. Muy pocos hacen el carbón que se vende. Pero el problema es que es una producción extractiva también, que destruye el monte, en menor medida que una topadora, pero se destruye. Y el poste de quebracho colorado.

¿Están organizados?
Sí, nos hemos empezado a organizar a raíz del conflicto. Hace 5 años formamos parte de una organización, que es la Unión de Pequeños Productores del Salado Norte, con sede en Santos Lugares, que es filial del MOCASE.
Eso nos ayudó muchísimo, en todo sentido, a la hora de golpear puertas, de hacer la resistencia, el abogado. Porque una de las trabas grandes es el tema del acceso a la justicia. Nosotros primero teníamos un grupo de abogados y se nos hacía muy difícil mantener eso económicamente. En cambio la organización tenía un convenio con un estudio de abogados que cada socio pone una cantidad de plata, que es muy poco, y tenemos eso asegurado. Por ese lado ha sido importantísimo y lo mismo para hacer la resistencia en el terreno, para ir a manifestarse a Santiago, para hacer los reclamos con el Gobierno. Es una diferencia enorme. Si no formaríamos parte, otra sería la realidad de nosotros en este momento.

¿Están teniendo problemas de agua?
Sí, siempre es un problema, viejísimo. No sé si has podido ver las represas o los pozos, esa es el agua que se toma. Muy pocas familias han podido hacer un aljibe. Y estamos en esa lucha, al menos para poder tener agua para el consumo humano. Todavía muchas familias toman agua de la misma que toman los animales. La fuente de agua estaría asegurada por la represa pública. El tema es que no tiene tratamiento el agua. Y en épocas de sequía es terrible. Hay comunidades cercanas que sufren horrores.

¿Qué necesitarían para mejorar esa situación?
Para solucionar el tema del consumo humano hace falta aljibes, uno por casa. Que sirva para acopiar agua. Yo creo que hay un proyecto aprobado hace mucho tiempo para hacer una fuente potabilizadora, pero nos vienen dando vueltas hace 7 años más o menos, que ha ido a licitación, pero no pasa nada. En un momento nos hemos sentado a hablar con el Gobierno, pero todo han sido promesas.

¿Le hicieron el reclamo al Gobierno?
 Sí, el Gobierno lo sabe bien, incluso ha ido dos veces a licitación, pero no se ha logrado avanzar nada.

¿Qué cambió con la llegada del Gobierno de Zamora?
El Gobierno de Zamora coincide con el avance de los grupos empresarios, con el avance de la frontera agrícola-ganadera. Hay pequeños logros que sí se han dado, hay una mesa de diálogo donde se pueden plantear todas las problemáticas, de la tierra sobre todo. Hay pequeños pasos que se vienen dando, más que nada por hechos de violencia, por el asesinato de dos compañeros, o de alguna que otra presión que se ha hecho desde el sector. Pero también es verdad que este Gobierno les abre las puertas a los empresarios foráneos, lo sufrimos en carne propia, con empresarios chinos, extranjeros.

¿Qué es lo que están hablando los integrantes de la comunidad a partir de las últimas novedades que tienen con respecto a este terreno en disputa?
Nosotros hemos acordado seguir defendiendo como lo veníamos haciendo, venga lo que venga. Sobre todo seguir defendiendo venga lo que venga, porque sabemos que este empresario inescrupuloso no tiene problemas en meterte bandas armadas, como ha hecho muchas veces. Lo conocemos bien cómo se maneja. Pero la ventaja que tenemos como organizaciones es que hemos obtenido algunos logros. Por ejemplo la policía ahora no puede hacer adicionales a los empresarios, no puede realizar desmontes sin autorización de Bosques. Tenemos ese argumento. Además que es una zona que está en conflicto. Son pequeñas herramientas que se vienen dando, tenemos muchas más herramientas que hace 5 años cuando empezó el conflicto.