martes, 28 de abril de 2015

1968: El programa de la CGT de los Argentinos

[Vamos! Nº 50]  1º de Mayo • Día Internacional de los TrabajadoresA poco de constituirse, la CGT de los Argentinos lanzó el primer número de su periódico y su “Mensaje a los trabajadores y el pueblo argentino”, el 1º de mayo de 1968. 















“Un millón y medio de desocupados y subempleados son la medida de este sistema y de este Gobierno elegido por nadie. La clase obrera vive su hora más amarga. Convenios suprimidos, derechos de huelga anulados, conquistas pisoteadas, gremios intervenidos, personerías suspendidas, salarios congelados.”

Así comenzaba el programa de la CGT de los Argentinos (CGTA) describiendo la situación de la clase obrera bajo la dictadura militar, a lo que le sumaba el aumento de la miseria popular, la entrega de los recursos, la destrucción de la industria nacional, en definitiva: “los monopolios en el poder”. Es que con la dictadura autodenominada “Revolución Argentina” conducida en su inicio por el general Onganía el proceso de concentración monopolista había dado un salto, principalmente en beneficio de los capitales imperialistas norteamericanos y europeos.

Las cúpulas sindicales de la CGT habían apoyado el golpe contra el Gobierno de Arturo Illia en 1966 y planteado su “expectativa esperanzada” en Onganía. Perón, desde España, había planteado la consigna de “desensillar hasta que aclare”. Pero muy pronto la dictadura mostró que no estaba dispuesta a tolerar ninguna clase de resistencia a sus plantes “modernizadores” y “eficientistas”, que se plasmaban en la racionalización en los puertos y ferrocarriles y en el cierre de los ingenios azucareros tucumanos. En 1967 la CGT, tímidamente, fue a la huelga, intentando mantener la vieja táctica vandorista de “golpear y negociar”. La dictadura respondió con represión, intervenciones a los sindicatos y la suspensión de las convenciones colectivas. Las cúpulas sindicales quedaron girando en el aire y quedó en evidencia que los jerarcas sindicales no eran una una dirección para resistir.

En esta situación es que nace la CGT de los Argentinos. En marzo de 1968 se convoca el Congreso Normalizador de la CGT “Amado Olmos” y es electo como secretario general el gráfico Raimundo Ongaro. La CGT se divide. Los viejos jerarcas sindicales, con el aval de la dictadura, se mantuvieron como CGT Azopardo. Ésta se ubicará como colaboracionista y negociadora, encabezada por Augusto Vandor, y a su vez surgirá el “participacionismo” de José Taconne y Rogelio Coria, directamente subordinado a la dictadura.

La CGT de los Argentinos era heterogénea. Allí conviven sectores combativos –del peronismo y sectores de izquierda– que protagonizaron el armado de lo fundamental del programa del 1º de Mayo junto a dirigentes traidores, entre ellos Julio Guillán de telefónicos o Elpidio Torres del SMATA Córdoba vinculados al PC y al socialimperialismo ruso que también enfrentaba a la dictadura de Onganía.

La CGTA vive su momento de auge a lo largo de 1968, impulsando las luchas obreras, publicando el Periódico CGT y recorriendo las zonas más golpeadas del interior del país. Muchos sindicatos y regionales de la CGT se alinean con la central combativa. En ese contexto se publica el “Mensaje a los trabajadores y el pueblo argentino” del 1º de Mayo. Ya hacia fines de ese año comenzará su debilitamiento, producto de los límites de una dirección sin hegemonía del clasismo antiimperialista y del impulso de Perón a la unificación del conjunto del sindicalismo peronista.

El programa del 1º de Mayo

El programa del 1º de Mayo de la CGTA tuvo una importante significación. Con un fuerte contenido antidictatorial, contra el “Gobierno elegido por nadie”, el programa además iba más allá planteando la búsqueda de “el camino de liberación”. De esta manera denunciaba “el proceso de concentración monopolista desatado por el gobierno” y sostenía que “la lucha contra el poder de los monopolios y contra toda forma de penetración extranjera es misión natural de la clase obrera, que ella no puede declinar. La denuncia de esa penetración y la resistencia a la entrega de las empresas nacionales de capital privado o estatal son hoy las formas concretas del enfrentamiento”. Al mismo tiempo, realizaba una crítica al capitalismo, afirmando que “la estructura capitalista del país, fundada en la absoluta propiedad privada de los medios de producción, no satisface sino que frustra las necesidades colectivas, no promueve sino que traba el desarrollo individual”. En sus fundamentos, intentaba articular conceptos provenientes del peronismo, del marxismo y de la teología de la liberación.

Frente a esto, planteaba entre otras cosas que “la propiedad sólo debe existir en función social”, el derecho de los trabajadores a intervenir en la administración de las empresas, que “el comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos deben ser nacionalizados”, la expulsión sin compensación de los monopolios, y “una profunda reforma agraria, con las expropiaciones que ella requiera”. En este sentido, la CGTA se proponía “recoger las aspiraciones legítimas de los otros sectores de la comunidad” y convocaba “en suma, a todos los sectores, con la única excepción de minorías entregadoras y dirigentes corrompidos, a movilizarse en los cuatro rincones del país para combatir de frente al imperialismo, los monopolios y el hambre”.

Por último, en el programa se fustigaba “al sector de dirigentes que acaban de traicionar al pueblo y separarse para siempre del movimiento obrero”, a los que caracterizaba como “agentes de un Gobierno, de una oligarquía y de un imperialismo”. Y hacía una convocatoria a las bases obreras de todo el país: “Las direcciones indignas deben ser barridas desde las bases. En cada comisión interna, cada gremio, cada federación, cada regional, los trabajadores deben asumir su responsabilidad histórica hasta que no quede un vestigio de colaboracionismo”.

Un programa político y un paso en el avance del clasismo

La CGT de los Argentinos cumplió un rol importante en su momento, contribuyendo a la reactivación del movimiento obrero tras las derrotas y la defensiva desde 1966. El programa del 1º de Mayo de 1968 avanza en mostrar que el movimiento obrero no podía limitarse solo a tareas reivindicativas, sino que precisaba una perspectiva y un proyecto político con un horizonte de liberación.

En 1969, con el Cordobazo y el papel estratégico de los cuerpos de delegados de fábricas y la alianza obrero-estudiantil, la clase obrera lograría emprender una nueva ofensiva. Todo esto daría impulso al clasismo. Surgirían los sindicatos cordobeses SITRAC y SITRAM (que también elaboraron un programa político de lucha del movimiento obrero); y se daría un salto con el SMATA Córdoba conducido por René Salamanca y el Movimiento de Recuperación Sindical-Lista Marrón desde 1972, mostrando el papel del clasismo antiimperialista en el movimiento obrero.