jueves, 4 de junio de 2015

Con toda la fuerza, ¡Ni una menos!

Con imágenes de las víctimas o con su misma presencia, con carteles o con consignas en la remera, cantando o en silencio, mostrando la alegría de la lucha o lágrimas del dolor: nadie quiso quedarse afuera de la tremenda jornada. Familias, agrupaciones, organizaciones, mujeres y hombres, en Congreso y en todo el país. La denuncia contra los femicidios ya no se puede ocultar. Y se abrió un profundo debate sobre sus causas.
En Capital Federal desde las 15hs comenzó a concentrarse y desde distintos puntos se fue sumando a la convocatoria a Plaza Congreso. Miles, centenares de miles, incalculable. Desde el conurbano en tren y desde otros puntos de la Capital en subte o colectivo. Cuidad grande o pueblo chico, el fenómeno se repitió en todo el país. La masividad fue la respuesta a las mujeres que superaron sus miedos e hicieron públicas sus desgracias. Su valentía fue abrazada por el pueblo.

Leído en Congreso
El discurso en Congreso, leído por la actriz Érica Rivas, la dibujante Maitena y el actor Juan Minujin, destacó que “el femicidio no es un asunto privado, es producto de una violencia social y cultural que los discursos públicos y de los medios vuelven legítima”. Entonces se propuso “sumar compromisos para cambiar una cultura que tiende a pensar a la mujer como objeto de consumo y descarte y no como una persona autónoma”.

Como uno de los puntos centrales pidió por “la implementación del Plan Nacional de Acción para la Prevención Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres que está en la Ley 26.485”, incluyendo su presupuesto necesario. Además reclamó por la elaboración de estadísticas oficiales “para que las políticas públicas se piensen desde esa dimensión”. En 2014 hubo un femicidio cada 30hs, según fue registrado por la Casa del Encuentro, una ONG.

También se cuestionó a la Justicia, que re-victimiza a las mujeres, y se reclamó por patrocinio jurídico gratuito. Se insistió con “que se garantice la Educación Sexual Integral en todos los niveles ya que existe una ley desde el año 2006” para todas las escuelas del país, públicas y privadas. Por último se exigió protección a las víctimas.

Sorprendidos
Previo a la jornada, la presidenta habló por cadena nacional durante 40 minutos sin hacer mención al reclamo que congregaría a centenares de miles en todo el país. Tras la enorme movilización, desde la TV Pública y 678 se la tituló como “La convocatoria que unos pocos quisieron utilizar políticamente”. Durante la concentración, incómodo por el documento leído, el kirchnerismo se retiró de la Plaza Congreso para marchar a Tribunales y concentrar sus críticas en la Justicia. Evidentemente, para el Gobierno hablar de la violencia contra las mujeres es un problema y no puede tolerar críticas o reclamos, más preocupado por imponer su balance de “década ganada”.

La gigantesca protesta superó todo intento de utilización o de lavarse la cara. En cambio, dejó expuestas las responsabilidades del Gobierno, los poderes del Estado, la Iglesia, la oposición de derecha, y también del machismo de Tinelli u otros de la farándula. Las acusaciones cruzadas no eximen culpas, sino que más bien muestran que son todos responsables.

Un problema social
Según la Casa del Encuentro se registraron 1808 femicidios entre 2008 y 2014. Es la forma más extrema de una violencia cotidiana contra las mujeres. Es esta realidad, junto a la valentía de las mujeres, la que dio semejante impulso a la jornada.

El documento leído destaca algunos puntos muy importantes. Pero sería una ilusión creer que con sólo denunciar al patriarcado y el cumplimiento de una serie de medidas concretas resolveríamos el problema. En realidad, mientras haya explotación siempre las clases dominantes seguirán interesadas en mantener oprimidas a las mujeres, descargando sobre ellas el trabajo doméstico.

Por este motivo, aun en el siglo XXI, seguimos peleando por igual salario para el hombre y la mujer, jardines, comedores, lavanderías, etc. Es justamente la clase obrera la que ha marcado con claridad estas reivindicaciones sociales. En estas luchas históricas ha habido avances y retrocesos. Y así seguirá siendo hasta tanto logremos avanzar en la revolución de liberación nacional y social, que abra paso al socialismo y la sociedad sin clases.

En este arduo camino, hoy se ha dado un gran paso. El dolor se hizo grito, que ya no se puede callar.