martes, 30 de julio de 2013

Así es el neodesarrollismo

[VxL! Nº10] La entrega de nuestro petróleo a Chevron . Tras el fracaso de su política energética, el gobierno nacional avanza en la entrega de nuestros recursos naturales a un monopolio yanqui, experto en fracking y contaminación. Alto costo para el pueblo y la nación. 


El gobierno avanza en la entrega a Chevron de la explotación de los yacimientos de Vaca Muerta en Neuquén. Este nuevo “socio” es un monopolio yanqui célebre por la tremenda contaminación que dejó en 500 mil hectáreas de Ecuador afectando 30 mil habitantes. Como si fuera poco, es prófugo de la Justicia ecuatoriana que lo intimó a pagar una indemnización de 19 mil millones de dólares.
Para avanzar con el convenio en Argentina, el gobierno nacional y la Corte Suprema se pusieron de acuerdo. La jefa de Fiscales Alejandra Gils Carbó pidió el levantamiento del embargo de los bienes que se había realizado contra Chevron en Argentina a pedido de Ecuador y en tiempo récord la Corte Suprema lo levantó (en junio del 2012). También acordó el gobernador neuquino Jorge Sapag y envió el acuerdo a la Legislatura para su aprobación, que da por descontado.
Todo esto para otorgarle a Chevron condiciones extraordinarias: venta sin retenciones para el 20% de la producción (a precios internacionales también para el mercado interno), libre disponibilidad de estas divisas para llevarse las ganancias. Para colmo, ante cualquier litigio judicial, el tribunal que lo dirimirá será el de Nueva York. En estas condiciones este monopolio imperialista explotará nuestros recursos y contaminará sin resquemor, hasta el 2047. Y no sabemos qué otros beneficios vergonzosos le han sido entregados en las cláusulas secretas.
Desde que Miguel Galuccio fue nombrado presidente de YPF, el combustible ya subió un 30%. Pero evidentemente deberemos pagar precios más altos aún en combustibles y energía.
El kirchnerismo muestra como una buena noticia a un Estado activo en la política petrolera. Efectivamente, es activo: para entregar nuestros recursos. Una muestra cabal de lo que es el neodesarrollismo.
Para los otros sectores de las clases dominantes, su reclamo pasa por abrir la concesi{on a otros monopolios imperialistas.

Subordinación
Ninguna empresa imperialista va a hacer inversiones que no le signifiquen buenos negocios. Para que sus ganancias sean realmente jugosas, Chevron aprovecha el poderío de su Estado imperialista. Por eso no pueden sorprender las concesiones vergonzosas que le han sido entregadas.
También en los ´60, con Frondizi, el desarrollismo impulsó extraer petróleo a cualquier costo, en acuerdo con monopolios imperialistas, sin desarrollo nacional independiente.
No hace falta ser revolucionario para concluir que estas concesiones son antagónicas con los intereses del pueblo y la nación. Incluso el general Mosconi llegó a esta conclusión cuando se decidió a construir YPF, en condiciones mucho peores que las actuales y denunciando a la Standard Oil (que luego se transformó en Chevron).
Por eso ya se ha vuelto grotesco para el gobierno kirchnerista por un lado posar de defensores de los intereses latinoamericanos, nacionales y populares, y por el otro profundizar una política subordinada a las reglas de juego que impone el imperialismo. Así, pagamos precios de “primer mundo” con salarios y precarización del tercero. Y frente a la depredación y la contaminación en la nación hermana de Ecuador y en nuestro suelo, esta política nos divide a los pueblos latinoamericanos.

Coherencia
Nunca está de más recordar el apoyo de Néstor Kirchner a la privatización de YPF en los ´90. Pero como si esto fuera poco, el kirchnerismo mantuvo esta coherencia durante su década de gobierno:
- Sostuvieron el increíble sistema de pago de regalías en función de declaraciones juradas de las empresas, un total descontrol.
- Con la ley “corta” de hidrocarburos en 2006 se dispuso la provincialización de los contratos de gas y petróleo. Así dividen a las provincias frente a los monopolios.
- En este marco se produjeron más entregas escalofriantes, como Cerro Dragón -nuestro principal yacimiento de petróleo- hasta agotarse para Pan American Energy (PAN, de la británica BP, los hermanos Bulgheroni y la china CNOOC).
- Luego lanzaron incentivos, que los monopolios cobraron pero que ni siquiera redundaron en más producción.
- Siguió el fraude de la “argentinización” de YPF con Eskenazi, que iba a pagar su compra ¡con las propias ganancias de la empresa!

Como podía anticiparse, todo esto derivó en el desabastecimiento de hidrocarburos y en una importación de 13 mil millones de dólares en combustibles. Esto es producto de una política pensada en función de las ganancias de las petroleras, y no para el pueblo y la nación.
Recientemente, la expropiación del 51% de YPF fue un paso que le permite al Estado tener más peso en la definición de las políticas hidrocarburíferas. Por eso es un avance. Pero el problema sigue siendo el de siempre: en lugar de aprovechar esta posibilidad para encaminarse hacia una política de soberanía energética, el gobierno nacional sigue profundizando la entrega y la dependencia.

Por la soberanía energética
El autoabastecimiento no puede depender ni de Repsol ni de Chevron. Ya conocemos sus consecuencias. Se debe avanzar en la estatización de YPF, con control de los trabajadores, y en recuperar todas las áreas de explotación.
Así, en lugar de dejar que se lleven las regalías petroleras, podremos reinvertir las ganancias en exploración, producción y destilación. No se puede seguir exportando petróleo crudo, que es un recurso no renovable y escaso.
Si se deja de pagar la deuda externa ilegítima y fraudulenta, y se aplica un impuestazo a monopolios, terratenientes y bancos, es posible invertir en YPF y las áreas que sean prioritarias.
Se debe romper con la política actual agro-minera exportadora, y avanzar en una verdadera política productiva nacional independiente, con desarrollo del mercado interno y salarios dignos. Hay solución, si hay liberación.

Watson (Chevron) y Galuccio (YPF) festejando el acuerdo. Para avanzar con la entrega en Argentina, el gobierno nacional impulsó el levantamiento del embargo contra Chevron por la contaminación en Ecuador y la Corte Suprema lo aprobó.
Las comunidades mapuches tomaron cuatros pozos y denunciaron a Chevron y la contaminación petrolera.