martes, 6 de mayo de 2014

La campaña desmalvinizadora de la reacción

[Vamos! Nº27]  Guerra de Malvinas: El cambio de la contradicción principal – Nota 3.



La rendición de Puerto Argentino el 14 de junio, tras tres semanas de sangriento combate, selló la derrota Argentina en la guerra de las Malvinas de 1982. La derrota se dio en el marco de la visita del Papa Juan Pablo II a la Argentina y del manto de una prédica por la paz sin condiciones, que en esas circunstancias era funcional a Inglaterra.
Con la derrota se desencadena dentro de la dictadura el contragolpe de los sectores Violistas y Videlistas, que desplazaron a Galtieri y llevaron a la asunción del gral. Bignone como presidente de la Junta Militar.
Se desató completamente la crisis en las FFAA que se había iniciado con la guerra. Una crisis que por un lado enfrentó a quienes pelearon contra quienes trabajaron para la derrota, y por otra parte enfrentó también a los distintos sectores pro imperialistas en la dirección de la dictadura.
El regreso de los soldados de Malvinas al territorio nacional fue ocultado. Los ex combatientes silenciados por todos los medios. El recibimiento de los que habían peleado quedó en manos de la solidaridad popular. En sus provincias, en los barrios o en sus lugares de trabajo se organizaron calurosos recibimientos. Pero a la vez la campaña desmalvinizadora, para sellar el balance y la idea de que “enfrentar al imperialismo es una locura”, estaba en marcha, montada por el propio Estado oligárquico-imperialista.
Resuelta la guerra de 1982, la contradicción principal que determina el desarrollo político en la Argentina volvió a ser dictadura-pueblo. Pero la guerra había modificado el estado de cada uno de los polos de esta contradicción, por lo que la situación ya no sería la misma.
La lucha popular contra la dictadura fue creciendo en espiral y además la situación económica empeoraba. En el ‘82 se realizó la segunda Marcha de la Resistencia convocada por las Madres de Plaza de Mayo. Continuaron los paros y la movilización de la CGT Brasil.
El 16 de diciembre del ‘82 en la multitudinaria movilización de la Multipartidaria a Plaza de Mayo cayó asesinado el obrero Dalmiro Flores. La dictadura tuvo que acelerar su retirada. Convocó a elecciones, decretó muertos a los desaparecidos, proclamó su ley de auto-amnistía y en esas condiciones proscriptivas hizo el llamado para las elecciones del 30 de octubre de 1983.
La generación Malvinas y la campaña desmalvinizadora
Como todos los grandes acontecimientos históricos y sociales, la guerra de Malvinas dejó una marca política y generacional. Una parte de la juventud de entonces, además de los propios soldados que participaron con las armas en las manos en el conflicto bélico, entró en la vida política con la guerra y fue protagonista de la movilización popular antiimperialista.
Surgieron las asociaciones de soldados ex combatientes -en donde residían los contingentes más numerosos como Chaco, Corrientes, la Plata, Buenos Aires y muchos lugares más- que fueron siendo la columna vertebral de las movilizaciones populares cada 2 de Abril y para enfrentar la campaña desmalvinizadora.
En Capital, ya el 2 de abril de 1983 durante la dictadura, se organizó una primera movilización que reivindicó a los ex combatientes, que se concentró en la Torre de los Ingleses y en la que se queman banderas británicas y yankis. En 1984 una multitudinaria movilización terminó con el incendio de la Torre, que fuera refaccionada por Menem una década después como gesto a Inglaterra.
Durante más de dos décadas el Estado Nacional no les asignó la pensión que reclamaban, ni los asistió médicamente, lo que muestra hasta que punto llegó la campaña reaccionaria anti Malvinas. La campaña psicológica y de propaganda de reducir a los soldados ex combatientes como “los chicos de la guerra”, negando su accionar antiimperialista, en paralelo con la ausencia de pensión, ha sido la principal causa de suicidio de los ex combatientes. Esta política de las clases dominantes ha generado tantas bajas como las balas del imperialismo inglés.
La campaña desmalvinizadora montada por el propio Estado oligárquico-imperialista comenzó con la dictadura en junio de 1982, pero siguió en democracia. El alfonsinismo explícitamente sostuvo que “gracias a que ganaron los ingleses, volvió la democracia”. La predica malvinera de Menem terminó cuando comenzó su gobierno y la fiebre entreguista. Con Duhalde no hubo cambios. El kirchnerismo plantea “causa justa, guerra injusta” y con este eclecticismo, sobre la base de otorgar las pensiones que venían reclamando los ex combatientes, se ha dado una política de disputa y captación entre los ex combatientes.
Una parte del pueblo como producto de la campaña desmalvinizadora fue ganada para el balance que niega el carácter antiimperialista de la guerra y que reduce a los ex combatientes a “prisioneros en un campo de concentración más de la dictadura, llamado Malvinas”; y convierte a las fuerzas armadas del imperialismo inglés, victimarias de muchos de nuestros compañeros caídos o responsables de las mutilaciones de nuestros soldados, en “liberadores de la opresión dictatorial”. Negando el carácter de la guerra, se termina paradójicamente negando el carácter pro imperialista de la dictadura y el carácter históricamente reaccionario nada menos que del imperialismo inglés.
 Por el contrario, la mejor ayuda a los ex combatientes es la reivindicación de la lucha heroica y desigual que protagonizaron contra el imperialismo ingles. Y que esa guerra objetivamente antiimperialista que protagonizaron, por su propio carácter, con su desarrollo fue abriendo una crisis dentro del frente dictatorial y permitiendo un grado de movilización y organización popular que en definitiva terminaría más tarde con la propia dictadura.