miércoles, 4 de junio de 2014

Donde le duele al monopolio

[Vamos! Nº29]  El ejemplo de los trabajadores de Gestamp.



“Escribo estas líneas sobre el puente grúa. Aquí no sólo hay motores y poleas. Aquí hay nueve hombres, con sus contradicciones y sus miedos, pero con unas ganas y una fuerza enorme. Cuando decidimos entrar, la Policía nos siguió, pero sacamos las fuerzas y logramos cruzar la puerta. Todos corrimos hacia el puente. Y los compañeros quedaron helados. La “casualidad” quiso que el puente grúa esté posicionado perfectamente y, a pesar de que los policías manotearon a dos compañeros, entre nuestros gritos de rabia lograron soltarse y subir. Una vez arriba, pasamos frío. Y sin buen alimento, el frío se potencia aún más. Bancamos la noche sobre cartones. Dormimos de a grupos. Tuvimos que caminar sobre los rieles del puente, mostrándoles que no jugamos. De esa forma nos ingresan cosas a cuentagotas. Las oficinas de gerencia se han trasformado en un verdadero cuartel militar. Hay uniformes de todo tipo. Y hombres dentro de esos uniformes que nos miran con odio. Se los nota nerviosos. No está descartado un desalojo, pero puedo asegurarles que sería un caos con posibilidad de una tragedia. No hay mucha superficie donde luchar aquí arriba, en el puente grúa. En la plena noche escuchamos el agite de los piquetes. Eso nos da más fuerza, más de la que hay sobre este puente que diariamente carga toneladas. Todos estamos aprendiendo que sin miedo no hay coraje. Los negociadores intentan taladrarnos los oídos; los fiscales, hacernos sentir culpables, y los policías nos hostigan al punto de la burla. Pero acá hay valor. El valor de una clase que aprende que sus enemigos llevan uniforme y que los patrones, y sus fiscales, no tienen las manos sufridas como las de los obreros.” 
Roberto Amador,
trabajador despedido de Gestamp.

Luego de varias semanas de conflicto sin solución, un grupo de los despedidos de Gestamp tomó el puente grúa y con ese hecho paró la producción de la fábrica. A partir de ese momento este conflicto pasó a estar en el centro de todos los comentarios políticos y periodísticos, del debate de miles que empezaron a discutir qué pasaba en esa empresa de la zona norte del Gran Buenos Aires. Fue una decisión dura, difícil la que tomaron estos 9 obreros, con días de mucho frio, algunos de lluvia.
Gestamp es una de las pocas empresas enroladas en el SMATA donde los obreros lograron desplazar a una parte al menos de los delegados traidores alineados con Pignanelli y reemplazarlos por delegados combativos. Desde entonces se vienen haciendo respetar. En este contexto los encontró la crisis de la industria automotriz.
Esta empresa es un monopolio imperialista de capitales españoles que fabrica matrices y autopartes para muchas empresas terminales y, si bien se vieron afectados por la baja en la producción de la mayoría de ellas, siguen manteniendo un alto nivel de producción e incluso tienen proyectos nuevos para el próximo año. La prueba está en que al otro día de los despidos, mientras los obreros acampaban en la puerta, habían publicado un anuncio y hacían entrevistas para contratar más gente.
Una nota de Clarín del 31/5 expresó la verdadera preocupación de las clases dominantes por el avance de delegados combativos en las empresas. El fenómeno es seguido con preocupación por el sector patronal. “Son células fuera de control dentro del esquema empresa-sindicato. Se manejan como si los dueños de las empresas fueran ellos”, advirtió el directivo de una compañía.

Los traidores de siempre
Un párrafo aparte merece el nivel de traición de la conducción del SMATA de Pignanelli y cía: no conformes con marcar a los trabajadores combativos y de izquierda en cada empresa para que la patronal los despida, ahora sacó una solicitada contra la lucha de los trabajadores de Gestamp y hasta amenaza con movilizar trabajadores de otras empresas en contra de éstos.
Y… es que como fieles sirvientes de las empresas y del gobierno intentan impedir que el ejemplo se replique en otras fábricas. Porque lo que más les duele y les aterra es que los trabajadores hayan osado pararles la producción: primero cuando durante todo un día se declararon en asamblea permanente y después con la ocupación del puente grúa.
Nada hacen tampoco ni el SMATA ni la UOM frente a los más de 12 mil suspendidos que acumula hasta ahora la industria automotriz. Tampoco ninguna de las CGT ni la CTA de Yasky.
También este conflicto produjo fisuras en las clases dominantes. Esto se expresó en la exigencia de Cristina Kirchner y Débora Giorgi al gobernador Scioli para que ponga una solución al conflicto porque “las extorsiones permanentes no se pueden tolerar”, en crítica a la negativa de éste a reprimir por el momento (para que “no le carguen un muerto”, como dijo su primo Pepe Scioli, aunque ya venía militarizando con la Infantería de Bonaerensa dentro de la fábrica).

La conciliación obligatoria
Los trabajadores con su heroica lucha le arrancaron al Ministerio de Trabajo de la Provincia la conciliación obligatoria por 15 días. Esto es un avance importante en la lucha. Al mismo tiempo, la empresa plantea que no va a acatar esta conciliación, por lo que habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos de estos días. Y seguir rodeando de solidaridad a los trabajadores.